En los próximos 30 años, la población española en edad de trabajar envejecerá y comenzará a decrecer de forma constante a partir de la mitad de la década de 2020, produciendo una caída de la renta per capita de 6.500 euros hasta 2050.  

La semana pasada el INE (Instituto Nacional de Estadística) publicaba los datos de natalidad en España, arrojando a luz el índice de natalidad más bajo desde 1941, con una pérdida de población de 132.000 habitantes en los últimos daños, es decir, que actualmente en España se están produciendo más fallecimientos que nacimientos. Y esto tiene también sus consecuencias en la población activa, su envejecimiento y el crecimiento del PIB.

Para hacernos una idea de lo que nos espera de mantener esta tendencia, el Instituto Austríaco de Investigación Económica (WIFO) ha elaborado un estudio por encargo de la Fundación Bertelsmann sobre varios países, entre los que se incluye España.

De acuerdo a este estudio, el envejecimiento demográfico y sus efectos negativos provocarán que el crecimiento real del PIB se reduzca en más de 80.000 millones de euros en 2040 y en más de 200.000 millones de euros hasta 2050 (estos datos tienen como referente precios de 2010).

A partir de 2030 el crecimiento de PIB comenzará a caer, 750 euros en la década de 2030, 3.400 euros para 2040, hasta alcanzar los 6.500 euros en 2050

El descenso comienza en 2030

Los pronósticos apuntan a que la población en edad de trabajar aumentará hasta finales de la década de 2020, con un crecimiento del PIB que debería ser hasta 2030 incluso mayor que el punto que sirve de referencia, siempre en el supuesto de que la población se “congelara” en niveles de 2018.

Llevado a valores per cápita, estaríamos hablando de un crecimiento del PIB en 2030 de 750 euros por debajo del supuesto de referencia, en 2040 se situaría alrededor de 3.400 euros y en 2050 en unos 6.500 euros.

EE.UU. el menos afectado

De los siete países en los que se ha realizado el estudio de las consecuencias del envejecimiento demográfico en desarrollo de la productividad, el crecimiento económico y otros factores macroeconómicos, Estados Unidos es el país menos afectado, con una caída del PIB per cápita de 2.196 euros en 2040.

Al otro lado, el país más perjudicado por el envejecimiento de la población es Japón, cuyo PIB se vería reducido respecto al supuesto de referencia en 6.447 euros, seguido de Austria (4.223 euros), Alemania (3.716 euros), Italia (3.442 euros), España (3.409 euros) y Francia (3.368 euros).

¿A qué se debe que Estados Unidos se vea menos afectado? Martina Lizarazo, experta en demografía y directora de estudios de la Fundación Bertelsmann nos da la respuesta:

“Los resultados relativamente buenos de Estados Unidos se explican sobre todo por un desarrollo demográfico más favorable, por una mayor inmigración y por índices de natalidad más elevados. Estados Unidos es, en nuestro estudio, el único país en el que la población activa crecerá y no envejecerá en los próximos veinte años”.

La población activa envejecerá en los próximos años

Lo que ocurrirá en el resto de países analizados es que en los próximos 10 a 20 años el porcentaje de personas de más edad, entre los 55 y los 64 años, aumentará. Y puesto que la productividad individual de las personas alcanza su pico en torno a los 50 años, para después empezar a reducirse lentamente, la productividad laboral a nivel macroeconómico también se verá resentida.

De manera que en el caso de España, la diferencia entre el supuesto de población prevista y el del supuesto de referencia (“población constante de 2018”) crecerá en torno a 1,2 euros por hora trabajada en 2030, a 2,8 euros en 2040 y casi 4,1 euros en 2050.

Las inversiones en TIC, una forma de paliar los efectos del envejecimiento de la población activa

De acuerdo con el estudio, una forma de compensar la falta de trabajadores ante el decrecimiento de la población en edad de trabajar y poder así mantener la competitividad internacional, sería realizar inversiones notables en las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), de manera que la digitalización y la automatización contrarresten la evolución demográfica prevista.

Pero esta sería solo una de las medidas a tomar, y que debería acompañarse por otras para aumentar el número de personas que forma parte de la población activa y en particular mantener la productividad en edades más avanzadas, ha indicado Lizarazo.

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