Un error en una traducción puede no tener más trascendencia que generar una anécdota graciosa o, como mucho, hacerse viral en internet. Sin embargo, cuando se produce un error en una traducción jurada, las consecuencias pueden ser muy graves, ya que hablamos de documentos oficiales, donde un error de traducción podría tener consecuencias legales para quien encarga la traducción jurada, pero también para el traductor jurado.

En este artículo veremos qué consecuencias tiene un error en la traducción jurada.

¿Cómo debe ser una traducción jurada?

Para entender las consecuencias que supone un error en una traducción jurada, lo primero es establecer cómo debe ser una traducción jurada.

La traducción jurada es una traducción de un documento original en otro idioma al idioma oficial del organismo donde se va a presentar dicho documento (por ejemplo, un título de estudios universitarios obtenido en Reino Unido, al español si se requiere su presentación en España).

Por lo tanto, una traducción jurada debe ser una traducción fiel y completa del documento original, realizada por un traductor jurado (acreditado por el Ministerio de Asuntos Exteriores) y que tiene carácter de documento oficial. Además, el traductor jurado da fe de la fidelidad y exactitud de la traducción.

Que la traducción sea completamente fiel implica que no debe contener ningún tipo de error de traducción, porque de ser así, esto ya alteraría la fidelidad del documento traducido, un error, que en una traducción normal podría no tener mayor transcendencia, pero que en una traducción jurada, como veremos a continuación, sí que puede generar efectos o consecuencias legales, tanto para quien necesita y ha solicitado la traducción jurada, como para el propio traductor jurado.

De ahí la importancia de contratar traductores jurados oficiales y no recurrir a otras vías que pensemos que puedan ser más económicas, pero que en la práctica pueden acabar saliéndonos mucho más caras. Las traducciones juradas son esenciales para realizar diferentes tipos de trámites en países extranjeros y de su exactitud y fidelidad depende que esos trámites no se compliquen o provoquen efectos indeseados.

¿Qué consecuencias legales tiene un error en la traducción jurada?

Cómo decíamos, al tratarse de un documento oficial, cualquier error que contenga la traducción jurada, puede generar consecuencias legales para la persona o entidad que ha solicitado la traducción jurada. Pensemos, por ejemplo, en un libro de familia para inscribirse en el registro de otro país, si en la traducción jurada se traduce mal un nombre, o se cambia un carácter del mismo, quedará así registrado.

No en vano, las traducciones juradas se hacen de documentos de carácter oficial, que, al presentarse en el país de destino, tendrán efectos de carácter administrativo y legal. Por no mencionar las posibles consecuencias de no presentar en forma los documentos requeridos, como podría ocurrir si la traducción jurada contiene alguna clase de error.

Tal y como ocurre en este otro ejemplo; una persona solicita una traducción jurada de una serie de documentos que debe presentar ante un organismo oficial, de cuya no presentación se pueden derivar multas administrativas. Si la traducción jurada contiene errores o no se hace completa, la persona será multada, aparte de tener que volver a solicitar una traducción jurada para subsanar el error cometido por el traductor.

Complicar y alargar en el tiempo cualquier trámite, además de los costes que esto puede llevar asociado, como hemos visto, es otra de las consecuencias de los errores en la traducción jurada para quienes las solicitan.

Consecuencias legales para los traductores jurados

Pero, cómo ya hemos indicado, estos errores también tienen consecuencias legales para el traductor jurado, que pueden adoptar la forma de sanciones por responsabilidad civil.

No podemos olvidar que cuando una persona encarga una traducción jurada, lo que está haciendo es contratar un servicio, ya sea con una agencia de traducción o con un traductor jurado autónomo, y como cualquier contrato, está regulado por el Código Civil, de manera que cualquier daño o perjuicio que pueda derivarse de la relación contractual, «por acción u omisión», «por culpa o negligencia», deberá ser reparado por quien lo causa.

Un error de traducción en la traducción jurada, que puede generar un perjuicio en la persona que ha contratado ese servicio, entra dentro de ese supuesto y, por lo tanto, el traductor jurado estaría incurriendo en responsabilidad civil, que, dependiendo del perjuicio causado, dará lugar a una indemnización de una u otra cuantía, para compensar el daño causado, tanto económico y material como moral.

Además, a la sanción económica derivada de la responsabilidad civil, habría que sumar el daño a la imagen del traductor jurado o de la agencia de traducción contratada.

Estas consecuencias legales son todavía mayores, cuando el error no es un fruto de una negligencia y se produce en traducciones juradas para procedimientos judiciales. Aquí, si el traductor jurado traduce intencionalmente un documento oficial de manera que se falte a la verdad, es decir, no sea fiel y exacto al original, estaría incurriendo un delito que está penado con prisión de hasta dos años y multa de hasta seis meses, aparte de la inhabilitación especial para el desempeño de su profesión por un período de seis a 12 años.

Las alteraciones intencionadas en traducciones oficiales con el fin de causar un daño a un tercero, también podría considerarse un delito de falsedad documental, cuya responsabilidad podría recaer tanto en quien solicita la traducción jurada como en quien la realiza. Las penas para este delito van desde multa de dos meses a seis años de prisión.

¿Y si el error está en el documento original?

Hasta ahora hemos hablado de un error de traducción cometido por el traductor jurado, pero ¿qué ocurre cuando el error está en el documento original?, ¿debe corregirlo el traductor jurado?

A diferencia de lo que ocurriría con una traducción normal, donde el traductor corregiría el error detectado en el original, en la traducción jurada, al tratarse de una traducción fiel del texto original, de la que el traductor da fe como si de un notario se tratará, no debe corregir el error en el texto traducido, manteniéndolo igual. Lo que sí puede hacer es señalar el error en el texto original recurriendo a dos posibles fórmulas:

  • Mediante una nota a pie de página en la que se advierta del error detectado en el texto original (especialmente usado cuando el término a traducir puede dar lugar a ambigüedades y diferentes interpretaciones).
  • Mediante nota sic, el error se mantiene en el texto traducido y tras él se añade la palabra sic junto a la traducción corregida entre corchetes, para señalarlo. Por ejemplo, «la demandado [sic, por «demandada»]».

Un traductor jurado profesional sabrá detectar este tipo de errores en los documentos originales y subsanarlos de la manera adecuada, sin alterar la exactitud y fidelidad del texto, pero, mediante este tipo de notas, advirtiendo de esos errores en el texto original, que podrían tener consecuencias legales (pensemos, por ejemplo, en un error en una cifra, en la referencia a un código o ley o en la letra de un apellido).

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