Los estudios e informes de organizaciones como la ONU o el Banco Mundial no dejan lugar a dudas, la desigualdad entre hombres y mujeres sigue siendo una realidad en todo el mundo; ningún país ha logrado la igualdad de género promulgada en la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing de 1995, y eso se refleja, consecuentemente, en la discriminación de la mujer en el trabajo, tema que vamos a abordar en esta entrada.
¿Qué entendemos por «discriminación laboral de la mujer»?
Si la discriminación laboral es la diferencia de trato sobre un empleado respecto al resto de trabajadores de la empresa, por motivos que nada tienen que ver con el desempeño de su actividad laboral y que le afectan directamente sobre su categoría profesional, salario y/o derechos laborales.
Entonces, por discriminación laboral de la mujer entendemos que esta diferencia de trato se produce por el simple hecho de ser mujer.
Es decir, que las mujeres sufren diferentes formas de discriminación en el ámbito laboral porque se las cree menos válidas y menos capacitadas para desempeñar su actividad y funciones laborales solo por el hecho de ser mujeres. No son causas objetivas, sino sesgos de género potenciados por los roles y estereotipos de género que la sociedad actual sigue arrastrando (como el que los cuidados de los hijos y el hogar deba recaer sobre las mujeres o que trabajos del área científico-técnica sean más apropiados para hombres).
Esta discriminación laboral a la mujer se refleja en salarios más bajos que sus compañeros varones para el mismo tipo de trabajo y misma formación y responsabilidad, menos oportunidades de promoción o en menos presencia en cargos directivos, por citar algunos ejemplos.
Datos que demuestran que las mujeres sufren discriminación laboral en la empresa
Aunque normativas como la Ley de Igualdad de Género o la ley de igualdad retributiva buscan acabar con la discriminación de género en el trabajo, lo cierto es que, tanto a nivel nacional como internacional, todavía persiste una desigualdad evidente entre hombres y mujeres en el ámbito laboral.
El último informe de la ONU sobre el avance de las mujeres hacia la igualdad ya arroja datos bastante claros; solo el 47% de mujeres en el mundo están empleadas (una cifra que apenas ha variado desde 1995). Además, las mujeres solo ocuparon el 28% de puestos de gerencia a nivel mundial en 2019 y solo el 18% de las empresas que participaron en la elaboración del informe tenían una directiva ejecutiva en 2020.
Si miramos datos en España, de las128 empresas cotizadas del IBEX 35, el porcentaje de presencia femenina en los órganos de gobierno en 2019 era del 23,1%, de acuerdo al informe Mujeres en los Consejos de las empresas cotizadas (2020) de la escuela de negocios IESE y la consultara Atrevia.
El informe Brecha Salarial y techo de cristal 2020 realizado por los Técnicos del Ministerios de Hacienda (Gestha) indican que las mujeres en España cobran un 29,3% menos que los hombres. Además, la diferencia salarial aumenta con la edad, de manera que se intensifica en el rango de edad que coincide con la maternidad y el cuidado de los mayores, es decir, las mayores diferencias salariales se producen a partir de los 36 y los 46 años.
5 ejemplos de discriminación de la mujer en el trabajo
Veamos 5 ejemplos de discriminación laboral de la mujer en el trabajo para ilustrar mejor esos datos. Ejemplos que podemos encontrar hoy en día todavía, puesto que pese a las medidas tomadas por las Administraciones para corregirlos, se siguen produciendo.
1.- Los salarios
Lo hemos visto en los datos del punto anterior, la brecha salarial es una realidad en España y en el resto del mundo. A ella contribuyen diferentes factores, como que las mujeres tienen más contratos a tiempo parcial o realizan menos horas extra, o tienen menor presencia en puestos directivos.
Es cierto que si miramos el salario base de mujeres y hombres, es el mismo para ambos, puesto que no puede haber discriminación alguna de acuerdo a la propia Constitución, sin embargo, cuando miramos los complementos salariales y extrasariales es cuando comenzamos a percibir diferencia entre ambos sexos (siempre dentro de trabajos iguales o de igual valor).
El hecho de que se tengan que aprobar leyes para conseguir reducir la brecha salarial y alcanzar la igualdad salarial, como el Real Decreto 902/2020 sobre el registro salarial y la auditoría retributiva, nos dicen ya que las mujeres siguen sufriendo este tipo de discriminación laboral.
2.- El techo de cristal
Otro de los datos que hemos referenciado antes; la poca presencia de mujeres en altos cargos directivos de empresas. Es el conocido como techo de cristal, esa barrera invisible que hace imposible que las mujeres puedan avanzar en sus carreras profesionales.
No se trata de un problema de formación o de menor cualificación, actualmente se licencian más mujeres en la universidad que hombres, sino que son esos sesgos sociales y estereotipos que «dicen» que las mujeres no son aptas para posiciones de liderazgo.
Además, a esto se suma el hecho de que las mujeres interrumpen su carrera más que los hombres debido a la maternidad, lo que dificulta su progresión profesional una vez vuelven a reincorporarse al mercado laboral.
3.- El trabajo a tiempo parcial
En relación con la desigualdad salarial, tenemos el hecho de que las mujeres trabajan más a tiempo parcial que los hombres. Esto se debe principalmente a que todavía se les asigna el rol de cuidadoras de los hijos y del hogar y son ellas las que reducen sus jornadas para poder atender estas otras funciones. Menos tiempo de trabajo equivale a menos salario.
4.- Mayor dificultad para encontrar trabajo
La tasa de paro ha sido siempre mayor entre la población femenina que la masculina, teniendo las mujeres mayores dificultades para encontrar empleos que los hombres y, como ya dijimos unas líneas más arriba, esto no se debe a una falta de formación en las mujeres.
Tanto durante la crisis de 2008 como en la provocada por la pandemia de Covid-19, la tasa de paro femenina ascendió más que la masculina, en parte por ocupar estas trabajos más precarios.
5.- El (todavía) mito de la corresponsabilidad
Una de las medidas que las normativas y acciones en materia de igualdad de género pretenden fomentar es la corresponsabilidad, es decir, que hombres y mujeres compartan de manera equitativa las tareas del hogar y el cuidado de niños y mayores. Y aunque se han dado pasos en la dirección correcta (en ello mucho tiene que ver la llegada de generaciones más jóvenes al mercado laboral, que ya han crecido con más valores de igualdad), todavía queda camino por recorrer.
El informe de la ONU que citábamos más arriba nos dice que las mujeres en todo el mundo dedican cada día una media de 3 veces más horas al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado que los hombres (4,2 horas frente a 1,7).
Como prueba, está el hecho que son ellas las que más recurren a la reducción de jornada cuando se tienen hijos.
Medidas correctoras para frenar la discriminación laboral de las mujeres de tu empresa
Ya sea porque la ley obliga a ello o por iniciativa propia de las empresas, existen diferentes medidas correctoras que se pueden aplicar para poner freno a la discriminación de género en el trabajo. Algunas de estas medidas son:
- Elaboración del Plan de Igualdad para determinar no solo las causas de la discriminación entre mujeres y hombres en la empresa, sino proponer y poner en marcha medidas con el objetivo de eliminarlas.
- Realizar el registro salarial y la auditoría retributiva para comprobar la existencia de la brecha salarial, determinar su origen y llevar a cabo acciones para eliminarla o reducirla.
- Fomentar la conciliación laboral y familiar, adoptando medidas como la flexibilidad horaria o el teletrabajo.
- Fomentar la corresponsabilidad en la plantilla, permitiendo que hombres y mujeres puedan acogerse por igual a jornadas flexibles o la modalidad de teletrabajo.
- Fomentar la promoción interna de las mujeres a través de formación en la empresa y selección para cargos de responsabilidad y dirección.
- Formación y sensibilización de la plantilla en materia de igualdad laboral.
- Contratar los servicios de un agente de igualdad o experto en igualdad que ayude a la empresa a alcanzar sus objetivos en materia de igualdad de género.
- Suscribir un compromiso o código ético que contemple la igualdad de género en la empresa.
- Realizar estudios de impacto de género o con perspectiva de género cuando se vayan a realizar cambios en la empresa.
Resumen
En resumen, la discriminación de la mujer en el trabajo es, a día de hoy, una realidad evidente. Es cierto que en sociedades más avanzadas y comprometidas con la igualdad de género, se han creado medidas para corregirla que van en el camino correcto, sin embargo, aún queda mucho por hacer, como demuestran las diferentes normativas que ha sido necesario ir aprobando para «acelerar» este proceso de acabar con la discriminación de género en el trabajo (reales decretos 6/2019, 901/2020 y 902/2020).
Pero no podemos olvidar que las leyes son solo una pieza más y que para que se produzcan los cambios sociales necesarios para poner fin la desigualdad de género, se debe contar también con la educación y un cambio de mentalidad cultural que costará más tiempo alcanzar.