La pandemia de Covid-19 todavía hace imposible que podamos volver a la normalidad, sin embargo, mientras se investigan posibles candidatas a vacunas, también se estudian posibles fórmulas que se puedan implementar para poder recuperar poco a poco esa normalidad, sobre todo el ámbito laboral y de cara esas futuras medidas de desescalada. Entre esas propuestas está el llamado pasaporte sanitario, vírico o de inmunidad; en esta entrada vamos a ver cómo podría funcionar y lo dentro o fuera de la legalidad que estaría.
¿Qué es el pasaporte sanitario vírico o de inmunidad?
El pasaporte sanitario sería un documento digital que contendría información relativa al estado de salud de la población en relación al coronavirus. Concretamente, nos diría si una persona tiene o no inmunidad frente al virus, y así poder tener constancia de las personas que tienen ya anticuerpos para combatir el Covid-19 por haber estado infectadas, tanto si tuvieron síntomas como si fueron asintomáticos.
¿Para que serviría este pasaporte?
Este pasaporte vírico serviría para que las personas con inmunidad al coronavirus pudieran retornar a sus actividades cotidianas, como reincorporarse al trabajo, acudir a zonas comerciales o realizar viajes, puesto que, teóricamente, no pueden contagiar ya otras personas o contagiarse ellos.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que los expertos todavía no conocen con exactitud cómo funciona la inmunidad que adquieren aquellos que han pasado la enfermedad, ni el nivel ni la calidad de la misma.
▷ ¿Cómo funcionaría un eventual pasaporte vírico o de inmunidad?
Como decíamos, el pasaporte de inmunidad o sanitario sería un documento digital, de manera que podría llevarse a cabo a través de una aplicación. Pero para poder llegar a ese punto, sería necesario recoger previamente los datos médicos de las personas, en este caso los referidos al coronavirus (si se ha pasado o no la enfermedad) y realizar test fiables de forma masiva a la población (como algunas grandes empresas ya se están planteando).
La información médica y el estado de inmunidad quedarían recogidos en el pasaporte sanitario para poder ser comprobado por las autoridades competentes o la empresa.
¿Existe en otros países un pasaporte así?
No, como tal, el pasaporte sanitario no se ha implementado en otros países, pero sí que algunos han desarrollado y llevado a cabo sistemas de control, como China, Corea del Sur, Singapur o Rusia. Y algunos países como Alemania, Italia, Reino Unido o Chile estudian la aplicación de estos sistemas para comenzar la vuelta a la normalidad.
El sistema de control chino
En China bautizaron a su sistema de control como “código de salud”. Es un sistema construido en base a la tecnología y el big data que funciona a través de una aplicación para el móvil. No es obligatorio, pero en muchas ciudades no se permite salir a la calle o acceder a ciertos establecimientos sin esta suerte pasaporte sanitario.
Desarrollado con la ayuda de Alibaba y Tencent, para poder obtener el código de salud, primero se debe completar la información personal requerida por la aplicación, tras lo cual se pide un breve informe de los últimos viajes y si se ha estado en contacto con pacientes confirmados o sospechosos de Covid-19 en las últimas dos semanas. Además, hay una serie de casillas para detectar cualquier síntoma que se pueda tener: fiebre, fatiga, tos seca, congestión nasal, dolor de garganta o diarrea. Una vez analizada la información suministrada, a cada usuario se le asigna un código QR en rojo, ámbar o verde.
Los códigos de salud, además, también se utilizan como un rastreador de los movimientos de las personas en áreas públicas. Se activan al entrar en un local o transporte público y las autoridades pueden detectar si alguien con color rojo o ámbar está presente y sacarlo.
Sin embargo, el sistema no está exento de errores y tiene genera dudas sobre la seguridad en la confidencialidad de los datos, sobre todo una ver se de finalizada la pandemia.
¿Es posible implementar un pasaporte sanitario actualmente en España?
Dada la necesidad de realizar teste rápidos fiables y el desabastecimiento de estos que existe actualmente, no parece que sea factible implementar un pasaporte sanitario ahora mismo, al menos no para toda la población, puesto que no hay forma de saber quién ha pasado o no la enfermedad, sobre todo en el caso de asintomáticos o personas que hayan estado contagiadas pero con síntomas tan leves, que no hayan sospechado que fuera Covid-19.
Además, a esto se suma lo que ya comentamos antes, que no se sabe cómo funciona la inmunidad una vez se ha estado contagiado por coronavirus, ni si esta es permanente o dura solo unos meses.
Un ejemplo es el pasaporte sanitario digital de PwC
Sin embargo, ya hay empresas que han puesto en marcha estos sistemas de pasaportes víricos para facilitar el acceso al trabajo de los empleados mientras dure el estado alarma y la finalización gradual del confinamiento. Como la consultora PwC, que en colaboración con Vottun y RocaSalvatella, ha creado un pasaporte sanitario digital que funciona de forma similar al código sanitario de China, pero con algunas diferencias.
En el sistema de PwC, son los centros hospitalarios o laboratorios que realicen los test los encargados de registrar los resultados en una plataforma que, de manera automática, generará una credencial en forma de código QR, que los trabajadores podrán llevar en sus móviles y que podrá ser verificado por cualquier entidad que lo requiera.
Se trata de una herramienta basada en una red blockchain privada a la que pueden acceder las empresas y los centros que realicen test, las entidades verificadoras y los propios ciudadanos, cuyo objetivo es reincorporar a los trabajadores con garantías.
¿Qué dicen los juristas sobre ello?
Pero surge la pregunta de si es legal o no el pasaporte sanitario y qué implicaciones tendría en cuanto a discriminación a la hora de acceder al trabajo (u otros lugares) o, incuso, la limitación estratificada de libertades y derechos fundamentales por motivos de salud. Además, los datos médicos están especialmente protegidos por las leyes de protección de datos vigentes. Así que su legalidad es un tema complejo, puesto que por un lado, el empresario solo puede conocer si un trabajador es apto o no para el desempeño de su trabajo, pero no las razones detrás de esa aptitud (derecho a la intimidad). Y por otro lado, está el deber del empresario de garantizar la salud de sus trabajadores.
También entran en juego otras implicaciones, cómo qué ocurrirá con los datos recogidos una vez termine la pandemia o la posibilidad de que medidas excepcionales como esta puedan convertirse en permanentes; por ejemplo, el pasaporte sanitario podría llegar a usarse como un certificado de salud para el uso de transportes o la entrada en locales públicos o eventos masivos, como festivales de música o eventos deportivos.
Existen alternativas menos intrusivas para la empresa
Diferentes expertos en medicina preventiva rechazan el uso de este pasaporte sanitario como primera medida para evitar los contagios y piden que se apueste por medidas de higiene en el trabajo. La cuestión es que antes de “obligar” a los trabajadores hacerse un test serológico y llevar con ellos un pasaporte vírico, se recurra a las medidas preventivas, ya que como hemos visto, chocan dos derechos diferentes.
Por ello, las primeras opciones que deben considerar las empresas es priorizar el teletrabajo cuando sea posible, facilitar los equipos de protección individual (EPIs) a la plantilla, así como soluciones hidroalcohólicas, mantener la distancia de seguridad entre trabajadores y desinfectar los puestos de trabajo, equipos y herramientas.
Solo cuando agotadas todas esas medidas aún exista esa posibilidad de contagio, la empresa puede recurrir a hacer un reconocimiento médico y verificar qué trabajadores tienen anticuerpos. Pero hay que tener presente las posibles limitaciones legales que hemos mencionado más arriba.