Una de las formas de emprendimiento más actuales es la creación de una startup, un tipo de empresa que se diferencia de las compañías tradicionales en algunos aspectos clave, como la financiación o el objetivo de negocio que persigue. En esta entrada vamos a explicar los pasos para crear una startup desde cero para que tengáis claro cómo empezar una.
¿Qué es una startup?
Una startup, también denominada compañía emergente, es una empresa de creación reciente, que por lo general están fundadas por un emprendedor o varios, normalmente sobre una base tecnológica, con características innovadores y con, en teoría, una gran capacidad de rápido crecimiento.
Las startups tienen también una gran capacidad de cambio y su objetivo de negocio se basa normalmente en desarrollar productos o servicios de gran innovación, basados en las nuevas tecnologías, con un diseño y comercialización orientados completamente al cliente. Tienden a operar con costes mínimos, pero que a cambio generan ganancias que crecen exponencialmente. Suelen mantener una comunicación continua y abierta con sus clientes y se orientan a masificar sus ventas.
¿En qué se diferencia una startup de una empresa?
Aunque en esencia una startup es una empresa, existen varias diferencias entre ellas y las empresas más tradicionales. Aunque es habitual que el fundador o fundadores de una startup aporten el capital inicial necesario para echar a andar su proyecto, actualmente tambiés es habitual que busquen financiación externa para el desarrollo de su producto o servicio, es decir, tratan de “vender” su idea a fuentes externas que financien parte o todo el proyecto (como bussines angels, incubadoras o aceleradoras, capital semilla o modelos de crowdfunding o micromecenazgo). Mientras que una empresa tradicional se financia principalmente de las aportaciones de sus socios con unos objetivos de rentabilidad más a medio plazo.
Hablando de plazos, las startups, sobre todo aquellas cuya fuente de financiación es completamente externa, suelen tener un plazo determinado para desarrollar su producto o servicio y lanzarlo al mercado, momento en que debe empezar a generar beneficios. Mientras que una empresa más tradicional cuenta con unos tiempos más extensos, dado que los primeros años de vida de una empresa no se espera que genere beneficios más allá de los necesarios para cubrir gastos y mantenerse operativa.
También se diferencian en la especialización; las startups suelen focalizarse en el desarrollo de un producto o servicio determinado (que es el centro de su idea de negocio) y las empresas más tradicionales suelen operar sobre un sector, pudiendo ofrecer diferentes productos o servicios dentro de ese mismo sector.
El uso de las nuevas tecnologías es otra de las diferencias y es que las startups tienen, como hemos comentado al comienzo, una fuerte base tecnológica y muchos de los productos y servicios salidos de ellas están dentro de este ámbito.
Vistas las principales diferencias, pasemos a detallar los requisitos para crear una startup.
La idea
Se podría decir que toda startup empieza con una idea innovadora de negocio que su fundador o fundadores tienen, acompañada de la decisión de comenzar su desarrollo. Este es el primer paso para crear una startup, seguido de un análisis de la viabilidad de dicha idea, para lo que sus desarrolladores deberán responder a una serie de preguntas básicas:
- ¿Qué usuarios potenciales tiene la idea?
- ¿Qué la diferencia de otros productos o servicios existentes?
- ¿Qué posibles vías de financiación existen?
Lo normal en esta primera fase es que las ideas para crear una startup se pongan a prueba desarrollando un producto viable mínimo (casi podíamos llamarlo una “demo” o “prototipo”) con el que poder dar respuestas a dichas preguntas y generar un primer respaldo de usuarios. Llegado ese momento, la startup pasaría a una nueva fase, la de constituirse como sociedad mercantil para poder seguir desarrollando su producto o servicio y mejorarlo.
El capital inicial
El capital inicial o cuánto cuesta crear una startup va a depender la forma jurídica que escojamos para ella y cuánto dinero podamos invertir en esta primera fase de la startup. Si bien es cierto que muchas startups comienzan sin invertir un solo euro, ya que el fundador o fundadores pueden comenzar el desarrollo de su idea trabajando gratis en ella (en su tiempo libre, por ejemplo) en sus casas.
Será una fase más avanzada del proyecto cuando pueda surgir la necesidad de constituirse como sociedad mercantil, escogiendo una forma jurídica que determinará la cantidad de capital inicial necesaria (por ejemplo, para aquellas startups que se creen como sociedad limitada, será necesaria la aportación de un capital social mínimo de 3.000 euros).
Métodos de financiación
Evidentemente, tener una buena idea de producto o servicio innovador y diferencial no significa tener el dinero necesario para completar todo su desarrollo y aunque hemos dicho que generalmente las startups comienzan sin invertir dinero, lo cierto es que si se quiere seguir adelante , llegará un punto en qué será necesario conseguir fondos para financiar y crear una startup. Entonces, ¿cómo empezar una startup sin dinero suficiente? Buscando métodos de financiación externa (es decir, más allá de aportaciones propias de los fundadores, familiares o amigos).
Existen diferentes métodos de financiación externa a los que pueden intentar recurrir las startup, aunque para ello será necesario contar con una idea o prototipo bien definidos y mínimamente operativos para “vender” a estas fuentes externas. Entre estos métodos encontramos:
- Business Angels o mecenas empresariales: Suelen ser empresarios de éxito que deciden invertir en varias startups, asumiendo el riesgo de tales inversiones y esperando que alguna de ellas escale exponencialmente y genere el suficiente beneficio como para cubrir las posibles pérdidas del resto, obteniendo, además, una rentabilidad adicional.
- Capital semilla o seed capital: Suelen ser fondos que invierten cantidades más pequeñas que los business angels o los fondos de capital riesgo, en diferentes startups, de una manera más rigurosa y formal.
- Capital riesgo: Son fondos que se dedican a financiar startups que ven como potencialmente exitosas. Suelen hacer pública su política de inversión en relación a sus preferencias de sector, fase de las startups, las cantidades máximas y mínimas de dinero a invertir en cada una de las startups escogidas y los criterios que emplean para la selección.
- Crowdfunding o micromecenazgo: Esta forma de financiación recurre a Internet para lograr su objetivo a través de las aportaciones de diferentes personas interesadas en que se desarrolle el producto o servicio sobre el que se basa la startup (es muy habitual, por ejemplo, en el desarrollo de videojuegos).
- Aceleradoras o incubadoras de startpus: Se trata de programas de ayuda al desarrollo de este tipo de empresas y lo normal es que incluyan financiación, mentoría y contactos, además de facilitar muchas veces un espacio físico para el desarrollo de la actividad, que tiene carácter temporal.
- Subvenciones o créditos blandos gubernamentales.
- Créditos bancarios.
- Aportaciones en especie: Se trata de compañías complementarias de la startup, generalmente proveedores, que a cambio de sus servicios reciben una compensación en acciones de la empresa.
Trámites legales y fiscales para crear una startup en España
Cuando nuestra startup llegue a la fase en la que sea necesario constituir una sociedad mercantil para poder seguir adelante con el proyecto, deberemos cumplimentar una serie de trámites legales y fiscales para crear una startup en España.
Definir la forma jurídica
Lo primero que debemos hacer para crear una startup es definir la forma jurídica bajo la que va a operar, lo que determinará no solo el capital social inicial, sino también el resto de inversiones necesarias y el reparto de beneficios, así como el resto de trámites legales. Las formas más habituales para las startups suelen ser autónomos, sociedades limitadas, sociedades civiles o sociedades cooperativas. Formas todas ellas donde la inversión inicial no es muy pronunciada.
Elegir un nombre e inscribirlo en el Registro Mercantil
Como toda empresa, nuestra startup necesita tener un nombre (cuya forma puede variar según la forma jurídica escogida). Este nombre puede ser la marca de nuestro producto o servicio o un concepto completamente diferente. En cualquier caso, habrá que inscribirlo en el Registro Mercantil, para lo que antes se comprobará que no existe. Este trámite puede llevarse a cabo de forma telemática a través de Internet.
Definir estatutos
En caso de que optemos por crear una sociedad, será necesario escribir los estatutos sociales de la startup y firmarlos ante notario.
Escritura pública de constitución
Junto a los estatutos, las sociedades tendrán que presentar una escritura pública de constitución, firmada por todos los socios fundadores, y firmarla ante notario.
Otros trámites con Hacienda
Como toda empresa, una startup también deberá llevar a cabo ciertos trámites con Hacienda para poder comenzar a operar:
- NIF: Los autónomos podrán usar el que tienen como ciudadanos españoles, pero las sociedades tendrán que solicitar un NIF de empresa, que será provisional y que pasados 6 meses se convertirá en definitivo.
- Alta en el Censo de Empresarios, Profesionales y Retenedores, para lo que habrá que darse de alta en el Impuesto sobre Actividades Económicas (IAE) o en la declaración censal. Para ello deberemos presentar el modelo 036 o 037 y marcar los epígrafes en los que nuestra startup va a desarrollar su actividad (o los que más se ajusten a ella).
- Inscripción en el Registro Mercantil o RETA (Registro Mercantil de Trabajadores Autónomos) dependiendo de si nuestra startup se ha constituido como sociedad o por el contrario depende de trabajadores autónomos, respectivamente.
▷ Pasos empresariales que debes dar para crear una startup desde cero
Vistos los pasos legales para crear una startup, veamos cuáles son los pasos empresariales fundamentales para llevar a buen puerto nuestra startup.
Definir la idea de negocio y la la propuesta de valor
Una startup necesita, como ya dijimos más arriba, una buena idea de negocio; definir esta idea de negocio será el primer paso que daremos en nuestro camino como startup, porque esa misma idea es la que vamos a tener que “vender” a nuestros potenciales fuentes de financiación externa.
¿Y cómo una idea pasa a convertirse en un concepto de negocio? Pues pensando en aspectos como el canal de venta del producto o servicio, en los clientes o usuarios potenciales, los posibles beneficios, la competencia en el sector, qué hace diferente a nuestro producto o servicio, etc.
Tener clara y definida la idea de negocio es un paso fundamental para la startup. Y dentro de esta fase es muy importante la propuesta de valor, es decir, aquello que hace diferente a nuestra idea con respecto a nuestros competidores (o lo que lleva al consumidor a elegir nuestro producto o servicio y no el de otros). La propuesta de valor marcará la estrategia de negocio de la startup.
Realizar un estudio de mercado
Desarrollada la idea de negocio, el siguiente paso es realizar un estudio de mercado. Este análisis de mercado nos servirá para determinar el tamaño del mismo, los distintos segmentos de clientes y sus patrones de compra o uso, la competencia y otros actores que puedan influir en él, de manera que nos ayude a determinar el valor de nuestra idea, las fortalezas de la misma y las debilidades o carencias que debamos subsanar.
En definitiva, el estudio de mercado nos ayudará a determinar un objetivo claro para nuestra startup.
Delimitar tu público objetivo
Tan importante como el estudio de mercado es definir a quién va dirigido nuestro producto o servicio, por ello es de suma importancia el desarrollo de los “Buyers Personas”, que son representaciones de nuestros clientes ideales. Estas “plantillas” nos ayudarán a definir el tipo de cliente al que queremos dirigir nuestro producto o servicio, humanizarlos y entender mejor cómo funcionan este público objetivo.
Internet ha facilitado mucho este tipo de análisis de los consumidores, ya que gracias a las nuevas tecnologías es más sencillo interactuar con los mismos y recibir feedback de ellos para orientar nuestro producto al segmento de clientes adecuado.
Estudio de viabilidad
El paso fundamental para poder realizar un estudio de viabilidad es crear el conocido como “producto mínimo viable”. Se trata de un prototipo del producto o servicio final, que ofreceremos a un número limitado de usuarios para “testearlo” y a partir de él, determinar costes, tiempo y adecuación al público objetivo al que queremos alcanzar.
Conseguir un lugar de trabajo y un equipo humano adecuados
Una vez nos encontremos metidos en el desarrollo de nuestra idea de negocio, será importante contar con un lugar de trabajo y un equipo humano adecuados para la consecución de nuestros objetivos.
Entre los lugares de trabajo más habituales para la startups encontramos:
- Espacios de coworking, que además facilitan el contacto con otros profesionales que nos pueden ayudar a crear una red de contactos beneficiosa de cara al futuro.
- Oficinas compartidas con otras startups.
- Incubadoras de startups.
- Aceleradoras de startups
En cuanto al equipo humano, un startup suele comenzar con pocos trabajadores, normalmente sus fundadores, pero según se desarrollan, es posible el aumento de la plantilla, aunque lo habitual es que no sobrepasen los 10 trabajadores de media en España. En ese sentido, es importante hacer una planificación previa de los perfiles que serán necesarios para desarrollar el producto o servicio que vamos a lanzar al mercado.
Branding
Como para cualquier otra empresa, el branding o la marca es un aspecto fundamental para la startup. Como pequeñas empresas, van a tener que competir en un mercado difícil, en el que una marca diferenciadora puede ayudar a ganar notoriedad y hacernos destacar. La marca es algo más que el nombre de la startup, va a ser la identidad de la empresa y los clientes potenciales deben ser capaces de asociarla sin problemas con nuestro producto o servicio.
Identificar socios clave y establecer colaboraciones
Si el denominado networking, es decir, la colaboración con socios clave, ya es importante para las empresas, para una startup es fundamental, ya que gracias a ello se pueden obtener grandes oportunidades.
Mediante el networking una startup puede conocer a otros profesionales y generar una red de contactos que facilite en el futuro nuevas oportunidades de negocio. La mayoría de eventos cuentan con espacios o actividades orientadas al networking, a que diferentes profesionales se pongan en contacto y colaboren entre sí, ya sea para darse a conocer, atraer inversores o dar visibilidad a un producto, marca o servicio.
Nuestra startup podrá beneficiarse de una buena red de colaboradores y socios para seguir creciendo y darse a conocer.
Validación del modelo de negocio
Habrá aspectos de nuestro modelo de negocio cuyo funcionamiento no podremos tener claro hasta lanzar un primer prototipo o producto mínimo viable. Por ello será necesario validar dichos aspectos a través de diferentes testeos y pruebas que nos permitan validar la viabilidad de nuestro producto o servicio y llevar a cabo los cambios que sean necesarios para mejorar la captación de clientes y la mejora del modelo de negocio.
Ejemplos de startups de éxito
A continuación os dejamos algunos ejemplos de startups de éxito, todas ellas españolas, que tal vez puedan inspiraros para buscar nuevas ideas de startup. La mayoría de estos ejemplos, algunos muy conocidos, ya dejaron atrás su fase de startup, pero todos comenzaron siguiendo desde cero siguiendo los pasos que hemos visto a lo largo de esta entrada.
- Cabify: Comenzó su andadura en 2011 y desde entonces se ha extendido a Portugal y América Latina, compitiendo directamente con Uber.
- Glovo: Esta empresa de micromensajería barcelonesa logró captar 30 millones de euros de Rakuten y Cathay y ha conseguido potenciar su internacionalización. Aunque hoy tiene problemas con los denominados falsos autónomos, sigue operando en la actualidad.
- FuVeX: Esta empresa navarra ha creado un dron con la capacidad de volar como un avión y aterrizar como un helicóptero, además de contar con una autonomía de más de 300 km, que Correos ya ha puesto a prueba en pruebas logísticas de larga distancia, aunque sus usos también están previstos para otras problemáticas como naufragios o incendios forestales.
- Singularu: Es una marca de venta de joyas que comenzó de mano de su creadora, Cristina Aristoy, vendiendo pequeños stocks. Actualmente vende más de 15.000 joyas al mes y ha abierto varias tiendas físicas.
- Travelperk: Esta startup comenzó como el Booking de los viajes de negocio y actualmente tiene clientes en todo el mundo.
- Platonic Games: Esta startup de desarrollo de videojuegos enfocados al móvil cuenta con títulos que han acumulado millones de descargas en diferentes stores (o tiendas virtuales).
- Blueliv: Una startup de ciberseguridad que ya cuenta entre sus clientes grandes empresas y bancos y fue reconocida como una de las cinco mejores startups TIC del mundo por las cuatro mayores operadoras de telecomunicaciones (DT, Singtel, Orange y Telefónica).
Conclusiones
Como la creación de cualquier empresa, crear una startup es un proceso no exento de sus riesgos y que exige no solo tener muy claro el producto o servicio que vamos a ofrecer, sino también la idea de negocio, el equipo necesario y la capacidad de adaptarse y los cambios y mejoras que se deban ir efectuando sobre el proyecto. Además, aunque podremos comenzar esta aventura sin la necesidad de invertir dinero, llegará un punto en el que para avanzar y seguir será necesario contar con una fuente de financiación, interna o externa, para lo que deberemos tener definida la viabilidad del proyecto. Finalmente, una buena red de contactos será también clave para encaminarnos hacia el éxito.
Esperamos que esta entrada sobre como crear una startup desde cero os resulte de utilidad, pero como en cualquier tipo de emprendimiento, os recomendamos que contéis con la ayuda de un buen asesor que pueda aconsejaros la mejor forma de plantear y hacer crecer vuestra empresa.