Pese a qué la mayoría de empresas afirman estar interesadas en la digitalización, lo cierto es que en España todavía nos encontramos en un entorno donde la mayoría de los negocios no ha alcanzado la madurez digital y muchos de ellos no tienen ni siquiera claro cómo afrontar este desafío. En este artículo hablaremos de cuáles son los principales frenos de la transformación digital para la mayoría de negocios.
Pese al empuje que supuso la pandemia de Covid-19 para la transformación digital de los negocios, que prácticamente de un día para otro se vieron en la necesidad de adoptar e implementar medidas que facilitasen el teletrabajo, la gestión a distancia de empleados y departamentos, la venta online o la adopción de una estrategia de seguridad que tuviera en cuenta los nuevos riesgos, lo cierto es que la digitalización se encuentra todavía, y en muchos casos, en un estadio muy temprano.
La razón detrás de este aparente estancamiento no es una, sino varias, que bien podemos definir como los frenos para la digitalización de las empresas y, por extensión, de los negocios que estas desarrollan y que son una serie de trabas y obstáculos que impiden que los negocios exploten todo el potencial que las nuevas tecnologías o tecnologías digitales pueden aportarles a medio y largo plazo.
Estudios como el llevado a cabo por BTS, establecen la resistencia al cambio como el principal freno para la transformación digital de las empresas.
Cuando en un negocio se aborda la transformación digital, se van a producir cambios significativos en la forma de hacer las cosas, desde el proceso de toma de decisiones, hasta la fabricación o venta de productos o prestación de servicios, todos los procesos y las personas implicadas en los mismos se verán afectados por ello. Teniendo en cuenta que el ser humano es un «animal» de costumbres, la resistencia a cambiar la manera a la que está acostumbrado a hacer las cosas está prácticamente asegurada. Y esto afecta tanto a nivel de empleados como a los altos cargos, que, además, son quienes tienen que establecer el tono y el liderazgo en un proceso de transformación digital.
Junto a la resistencia al cambio, la falta de financiación es otro de los principales frenos para la transformación digital de un negocio.
Comenzar este proceso implica una inversión (que desafortunadamente algunos ven más como un gasto, a veces, incluso, innecesario), puesto que requiere de un análisis inicial de la empresa, una planificación estratégica, objetivos a cumplir a corto, medio y largo plazo y la adquisición de las herramientas tecnologías necesarias para digitalizar los procesos y procedimientos de la empresa.
Además, aparte de no destinar un presupuesto suficiente, o siquiera tener un presupuesto para abordar la transformación digital del negocio, en muchas ocasiones no se sabe priorizar en qué invertir primero; ¿adquirir herramientas de gestión, como un software ERP?, ¿actualizar equipos y dispositivos que estén cerca de quedar obsoletos?, ¿formar al personal?, ¿actualizar las herramientas tecnológicas que ya se usan y tratar de integrarlas?, ¿contratar nuevo personal con una formación más acorde con el uso de tecnologías digitales?
En línea con lo anterior, muchos directivos no entienden realmente qué implica la transformación digital y se quedan solo en su superficie y en aquellos cambios que pueden ofrecerles buenos resultados y beneficios a corto plazo (por ejemplo, invertir en marketing digital para mejorar la captación de clientes y la experiencia de usuario es bastante habitual, invertir en un ERP que integre todos los procesos clave del negocio ya es otra cosa menos habitual).
También están los que piensan que la transformación digital de un negocio es cuestión de digitalizar la documentación y hacer presupuestos y facturas en el ordenador, para luego enviarlos vía email. Y no, la transformación digital va mucho más allá de eso.
Y si quiénes están al frente del negocio no comprenden la verdadera extensión de lo que implica la transformación digital, que debe ir más allá del cliente y ser un procedimiento global y transversal dentro de la empresa, con impacto en todas sus áreas, poco más lo entenderá el personal que está a su cargo.
Otro de los principales frenos para la transformación digital, especialmente para la gestión empresarial y los procesos industriales, es la falta de automatización.
A día de hoy, en muchos negocios se siguen desempeñando funciones y tareas de manera manual, porque es como se ha hecho siempre y porque, como consecuencia de lo visto en puntos anteriores, no se ha invertido en tecnologías y herramientas que permitan e integren la automatización de diferentes procesos y procedimientos.
Esta falta de automatización impide que los negocios que han empezado a usar herramientas o soluciones tecnológicas, como el ya citado software ERP, puedan explotar todas las ventajas y beneficios que aporta, al no poder integrar todos los procesos de producción.
Pensemos, por ejemplo, en una empresa dedicada a la fabricación de ventanas de aluminio; si el inventariado de perfiles se hace a mano, haciendo una revisión al finalizar la semana laboral, es muy probable que en picos de alta demanda pueda sufrir una rotura de stock. Si ese inventario se hiciera de forma automática y en tiempo real, con un software de gestión, se podría evitar esa rotura de stock y, por tanto, las posibles pérdidas asociadas a ella.
Más arriba hablamos de que para llevar a cabo la transformación digital de un negocio, es necesario hacer una planificación estratégica previa. Muchas empresas fallan en este aspecto, porque en vez de implicar a todos los departamentos y elementos de la empresa en el proceso de digitalización, lo hacen de forma separada e incluso en diferentes momentos en el tiempo, en vez de enfocarlo como un proceso general, en el que, aunque se puedan priorizar determinados elementos, en general debe desarrollarse de acuerdo a una estrategia común. De lo contrario, al final solo se acaba dificultando la integración de sistemas más adelante y la forma de compartir la información entre los departamentos.
Así mismo, a la estrategia adoptada no puede faltarle el debido control y monitorización de los cambios introducidos por la transformación digital y eso implica determinar KPIs adecuados para medir el progreso de las medidas adoptadas. Muchos negocios también suelen fallar en este aspecto, lo que entorpece saber si la transformación digital va por el camino correcto y avanza o, por el contrario, se ha producido un estancamiento y es necesario adoptar nuevas medidas.
Junto a la resistencia al cambio, también encontramos otro freno para la transformación digital del negocio muy cercano y relacionado con ella; la adaptación al cambio.
Implementar nuevas tecnologías y herramientas digitales requiere de formar a los empleados en su uso y manejo, así como en los nuevos procesos y procedimientos del negocio, si no se quiere tener que contratar nuevo personal. La dirección no puede limitarse a enviar una circular con los cambios que se van a operar en el negocio, es necesario explicarlos, incluso permitir al personal exponer sus opiniones y sus preocupaciones. Y formar para que los empleados puedan adaptarse a los nuevos sistemas y formas de gestión y los cambios que traen aparejados.
La falta de conocimiento sobre las nuevas tecnologías y cómo se debe afrontar el proceso de transformación digital del negocio, conducen a las dudas sobre la seguridad de la información y cómo gestionarla. El miedo a ser víctimas de ciberataques o cometer alguna infracción en el ámbito de la protección de datos, pueden provocar una demora en ese salto a la digitalización. Como también puede provocarlo el carecer de personal formado en la materia.
No en pocos negocios se siente que la transformación digital añade aun más riesgos de seguridad y ante la falta de medios y conocimientos para afrontarlos, posponen el comienzo de un proceso integral de digitalización del negocio.
Conocer estos frenos de la transformación digital puede ayudar a los negocios, especialmente a los que han comenzado el proceso, pero ven que este se ha estancado, a identificar dónde está el problema, afrontarlo y, finalmente, eliminar el obstáculo.
La transformación digital debe verse como una oportunidad, como una serie de ventajas y beneficios para el negocio y no como un gasto innecesario o algo que puede posponerse indefinidamente. En un mercado y sociedad cada vez más digitalizados, es fundamental que tu negocio no se quede atrás.
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